Biografía

Juan Blanco Pajares. Escultor-Imaginero (1898-1984)

NOTA ACLARATORIA: Esta información fue enviada impresa a la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores "La Soledad" de Villacarrillo (Jaén) por parte del hijo de D. Juan Blanco Pajares.

En el mes de marzo de 1898, nace en la calle Mártires de Don Benito (Badajoz) Juan Blanco Pajares. Hijo de Miguel y de María Juana, forma parte de una familia en extremo humilde, que llevan a Juan a realizar desde niño labores de pastoreo. Ya entonces, impulsado por su inclinación artística heredada por su abuelo materno, va realizando en barro toda clase de figuras que se le van ocurriendo, según veía, en toda manifestación que le va mostrando la naturaleza.


Así iban transcurriendo los años, y la infancia da paso a la adolescencia con las travesuras propias de la edad. Es cuando a Juan le atrae el tañer producido por las campanas de la Parroquia (dombenitense) de San Sebastián, viendo como los cantos, que desde el suelo arrojaba, pegaban en ellas con el asombro del vecindario, creyendo éste el anuncio de algún evento religioso. También sus inquietudes polifacéticas le llevan a escaparse con una compañía de teatro que por entonces actuaba en Don Benito, hasta que la autoridad intervino y el muchacho fue devuelto a la casa paterna con la consiguiente reprimenda familiar.

Y allí, en su pueblo, continúa sus estudios básicos y medios en una escuela nocturna. Pero esta inclinación por el teatro, la iba a retomar en su madurez, siendo director de obras y comedias teatrales cuyos fines recaudatorios siempre fueron destinados a obras benéficas de distintas cofradías y entidades sevillanas, conservándose aún algunos programas de mano de estas actividades. Como buen escultor, manejaba el dibujo a la perfección, conservando su familia bellas obras pictóricas y diversos proyectos técnicos de canastillas y respiraderos de afamados pasos religiosos que hoy perviven siendo conservados con celo y el cariño por algunas cofradías españolas.

Siendo aún muy joven, consigue una beca de la Diputación de Badajoz para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios pacense. En este sentido, las versiones familiares no nos muestran documentos algunos en qué apoyarnos, pero conociendo algo sobre la creación en España de estos centros de formación profesional (véase Lozano, 2008), hemos de suponer que Juan Blanco comenzó sus estudios sobre la escultura en la Escuela Elemental de Trabajo de Badajoz, creada por Real Orden de 25 de julio de 1930, instituciones más conocidas en España con la versión popular de Escuelas de Artes y Oficios. Se trata de un centro, éste, que, tras aprobarse su Carta Fundacional y publicarse en la Gaceta de Madrid número 251 de 18-09-1933, pasó a llamarse Escuela Profesional de Artesanos, habiendo absorbido ya a los profesores titulados de la extinguida Escuela Municipal de Artes y Oficios pacense, creada el 01-05-1876 por el extraordinario bodegonista Felipe Checa Delicado. Con la incorporación de estos extraordinarios profesores a la Escuela Profesional de Artesanos, procedentes de la primitiva Escuela Municipal de Artes y Oficios, comienzan a impartirse allí, las materias artísticas de Modelado, Escultura, Vaciado y Composición Decorativa, Dibujo Industrial, Colorido y Composición Decorativa, el Dibujo Aplicado a Labores y otras materiasde cultura general.

Ante la ausencia documental de los inicios artísticos de Juan Blanco Pajares, tenemos que recurrir a la historia. Es muy probable que, dada la cronología de los hechos iniciales de nuestro protagonista, sea en uno de los dos centros pacenses mencionados –seguramente en el creado en 1876– donde comenzó sus estudios artísticos, aquéllos que más adelante desarrolló con exquisita expresión.

La familia de nuestro protagonista afirma que en ningún momento oyó hablar a su padre del artista dombenitense Claudio Díaz Díaz, que tenía su taller en la planta alta de la calle de Pilatos, y que, según versiones populares apoyadas por algunas deficientes publicaciones, dicen que fue su maestro; pero que no hubo contactos profesionales. En aquellas pláticas familiares sí afloraba con frecuencia el recuerdo imborrable de la Escuela de Artes y Oficios de Don Benito y sus inolvidables enseñantes, escuela a la que nunca asistió nuestro protagonista, ya que en el momento de creación de la misma Juan cumplía 31 años, edad inapropiada de matriculación.

Ntra. Sra. de las Angustias, Mérida, con el autor.

En la Parroquia de la Asunción, contrae matrimonio con Antonia Casado Nieto (originaria de Villanueva de la Serena), de cuya unión nacen cinco hijos, viviendo tres de ellos, que le dan nueve nietos y 10 bisnietos, última generación familiar de la que no pudo disfrutar enteramente. Durante la Guerra Civil es movilizado en el bando republicano trabajando como oficial de mantenimiento en el Aeródromo de “Cuatro Vientos” de Madrid, y tras finalizar la contienda regresa a Don Benito retomando la escultura. Realiza entonces algunos bellos trabajos, como un Santiago Apóstol para Villanueva de la Serena, que dado su tamaño dificultaba ser procesionado. Según algunas versiones esta imagen fue regalada a La Haba de la Serena, sin que allí figure tal escultura, desconociéndose, por tanto, su paradero en la actualidad. Una de las hijas de Juan, Carmen, le acompaña en ocasiones al demostrar ciertas habilidades en el modelado en barro. También en Villanueva de la Serena, existe un busto de su abuela materna hecho por este autor en propiedad de un familiar.

Quien escribe tuvo la suerte de fotografiar una bellísima escultura policromada de la Purísima, de más de un metro de altura, hecha en madera de pino soriano, que aún mora en Don Benito, y que Juan hizo para su propia hermana, heredándola su hija Tomasa, ubicada en la calle Mártires. Estas y otras esculturas que no recuerda la familia de Juan Blanco fueron realizadas en nuestra comarca ignorando actualmente su paradero.

1. Sus estudios en Madrid

A raíz de su matrimonio en 1925, Juan Blanco decide marcharse a Madrid para matricularse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, corriendo todo tipo de gastos por cuenta de su cuñada Juana, que poseía un gran capital. En la Corte va alternando sus estudios escultóricos y de imaginería en «Talleres de Arte», empresa regentada por un sacerdote en la que se formaban jóvenes promesas cuyas obras eran comerciadas por el religioso empresario. Es entonces cuando sus trabajos comienzan a ser reconocidos, apareciendo en la “Sección de Arte” de varios medios difusores escritos, siendo objeto de numerosas entrevistas periodísticas que desafortunadamente su familia ha extraviado.

En esta Escuela de Bellas Artes, nuestro artista calabazón recibe clases de escultura del profesor D. Julio Vicent Mengual; no obstante, nunca tomó parte de las clases de Mateo Inurria Lainosa, como hasta aquí se ha difundido en varios medios, aunque su familia nos cuenta que tenía excelentes relaciones con este famoso escultor cordobés que impartía clases de Modelado y Vaciado en el centro citado.

Ntro. Padre Jesús Nazareno de Villacarrillo

Con D. Julio Vicent, aún se conserva una instantánea figurando en ella también nuestro artista y los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Ambos famosos profesores ingresan años después en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando tomando posesión de sus Cátedras correspondientes.

En este apartado conviene agregar unas pinceladas históricas registradas en la Gaceta de Madrid número 52 del 21-02-1916, donde se determinan los requisitos oficiales para acceder a ciertas Cátedras de esta Real Academia, exigiéndose a los titulares académicos la posesión de alguna Medalla de Oro conseguida en exposiciones de esta institución. Otro dato histórico digno de mencionarse aparece en la página 1.008 de la Gaceta de Madrid número 52 de 21-02-1931, en la cual se establece que la Escuela Especial de Pintura, Grabado y Escultura pasa a denominarse Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, instalada en el mismo edificio de la Real Academia. Esta nueva denominación fue solicitada por el Claustro de Catedráticos de esta Academia que tiene título de realeza.

A falta de legajo alguno que lo respalde, no me pronuncio sobre si Juan Blanco Pajares realizó sus estudios en una u otra institución del arte. Apenas sostengo que las obras que hoy perduran, conservadas con gran celo por sus propietarios, demuestran unas excepcionales genialidades que la naturaleza reparte entre los humanos que caprichosamente elige.

2. La emigración y algunas de sus obras

El hecho de haber defendido la II República en su localidad calabazona (Don Benito), a Blanco Pajares le acarreará dificultades socio-laborales. Es cuando decide en 1940 emigrar a Castilleja de la Cuesta, ciudad sevillana que, conociendo su habilidades y siendo una región donde se cultiva toda clase de arte, le acoge con gran cariño. Allí comienza su gran tarea de escultura e imaginería que iba a ser distribuida por buena parte de España.

En esta ciudad sevillana vivió de alquiler durante algunos años hasta que, con el tesón impuesto por su voluntad en el trabajo, reunió un moderado patrimonio que le permitió adquirir su propia vivienda, montar su taller y recibir algunos intereses bancarios.

Es también en esta localidad donde ideó una “artimaña” escultórica por entonces desconocida entre los artistas de por allí, llamada la «ampliación a compás». Consistía en el uso de un aparato de armadura metálica que sostenía una regla graduada terminada en punta con la que se marcaban todos los puntos en el modelo a realizar, y que apoyándose en dicha regla se utilizaba el compás y se ampliaba a tamaño deseado. Esta técnica, unida a sus cualidades, le dio fama entre los escultores sevillanos, que le encargaban abundantes y diversas obras. Hablamos de escultores (amigos suyos) como Antonio Illanes Rodríguez, Buiza, Antonio Castillo Lastrucci1, etcétera. Algunas publicaciones afirman que Juan Blanco fue alumno de este último, aspecto que desmiente su familia. Ésta añade que los grandes pasos religiosos y esculturas de moderados volúmenes eran encargados a Juan Blanco, sólo que los firmaban los mismos artistas comisionados, a quienes se les atribuye, siendo confirmado, por tanto, lo que afirman ciertas publicaciones de que muchas de las obras escultóricas difundidas por España pertenecen a la gubia de nuestro artista calabazón, aunque hayan sido atribuidas a otros entalladores.

Ntra. Sra. de los Dolores "La Soledad" de Villacarrillo

En abril de 1930 participa en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, recibiendo, de manos de Alfonso XIII, una mención honorífica como Expositor en Bellas Artes en el pabellón de Extremadura, donde mostró sus esculturas, ornamentos y artes religiosos.

Aun con estas controversias en su vida artística, el artista de Don Benito realizó obras encargadas desde Sevilla; varios «Sagrados Corazones» para San Juan de Aznalfarache; diversas imágenes para la Cofradía de Ferroviarios de Mérida, que al menos en 1951 pertenecía a la RENFE ; también hizo obras para Albacete, Villanueva de la Serena, Madrid, Don Benito; la Patrona de Villacarrillo, la Virgen del Rosario (en la fotografía, existe una anotación del imaginero que expone que se encuentra sin niño), Virgen de los Dolores y el Jesús Nazareno; para Guadalcanal, Ginés, Aracena, Ávila; el encargo de Doña Concha Mármol en 1944; el Cristo de la Columna de Andújar; y un Sagrado Corazón para Valladolid que medía 4,60 metros de altura; y un sinfín de trabajos para otras muchas ciudades que su familia no recuerda, pero que requirieron en algunos años de su vida profesional la ayuda en su taller de hasta tres escultores más, junto a la de su hijo Juan Antonio. 

Ntra. Sra. del Rosario de Villacarrillo

Algunas deficientes publicaciones afirman que el artista dombenitense había esculpido el Sagrado Corazón de Jesús de San Juan de Aznalfarache, estatua en mármol blanco de 8 metros de altura, pero a raíz de los antecedentes históricos consultados, parece ser que el Cardenal D. Pedro Segura y Sáez encargó este trabajo al escultor sevillano José Lafita. Los hijos de Blanco Pajares, Conchita, Lucía y Juan Antonio, afirman que Lafita ejecutó el modelo de escultura en barro y su posterior vaciado en escayola. En todo el esculpido intervinieron varios famosos escultores, sabiamente dirigidos por nuestro protagonista, que había comenzado a usar la ampliación a compás, de ahí que el Cardenal Segura y Sáez dialogara ampliamente y muy a menudo con Blanco Pajares, entablando diversos procedimientos so- bre la marcha de la gran escultura artística.

Le unía una gran amistad con Antonio Illanes y a veces se reunían en su estudio grandes personalidades celebres de todas las facetas. Un día se hallaban allí, aparte de los dos escultores, el Marqués de Aracena, el príncipe Alí Khan y su esposa Margarita Carmen Cansino, nacida en Castilleja de la Cuesta y muy famosa en el mundo del celuloide norteamericano con el nombre artístico de Rita Hayworth. Allí le propusieron al artista calabazón la posibilidad de financiar un estudio y una exposición en Nueva York. El artista dombenitense, tras agradecer la oferta, la declinó. 

Entre otras anécdotas, su familia cuenta que en una ocasión el industrial maderero que surtía al artista calabazón había descuidado el almacenamiento del preciado material. Siéndole muy preciso para un trabajo urgente, Blanco se enteró del inminente derribo de un ciprés en el Cementerio Municipal. De inmediato, gestionó con el Alcalde la compra del citado árbol y en poco más de dos días el ciprés se había convertido en tablones listos para la talla. Igualmente, cuenta el hijo, que a su padre le encantaba el teatro, la pintura en lienzo y también la tertulia con los amigos, a las que casi nunca faltaba hablando de su equipo favorito, el Real Betis Balompié. Casi siempre departía de su pueblo natal, de aquella «Escuela de Artes y Oficios», y sintiendo algo de morriña viajaba casi todos los años a Don Benito, Mérida y Villanueva de la Serena.

Juan Blanco Pajares dejó de trabajar en la escultura teniendo 80 años cumplidos y nos dejó el 20 de mayo de 1984 a los 86 años de edad.

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