Historia general

Historia de la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores
"La Soledad" de Villacarrillo

Autor del texto:
Francisco Pérez Ruiz

La historia general de las cofradías en España, no pasó en balde por nuestra ciudad, los tiempos difíciles fueron devastadores para todos, como el más reciente hecho que afecta al deterioro de las cofradías, la guerra civil española, empañó el engrandecimiento de tantas cofradías.

Son pocos los datos que poseemos de la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, perdidos la mayoría de los documentos de nuestra reseña histórica, pero poco a poco hemos ido descubriendo antecedentes y algunos documentos que aportan algo de luz en las tinieblas de la historia de nuestra Cofradía. A lo largo de estos últimos años se han podido acopiar algunas pinceladas históricas para nuestra ilustración.

Antigua Imagen de Ntra. Sra. de los Dolores "La Soledad"

Por empezar con algún dato, la fecha de la que tenemos como de fundación de la Cofradía, es del año 1560, dato que constatamos y conservamos en el libro primero de tesorería de la hermandad de ánimas y siervas de María, esta fecha, es referencia para nuestra Cofradía como reseña de la Erección Canónica de la hermandad, que aunque tuvo su interrupción en la guerra Civil Española, al pasar la contienda, la Cofradía reanuda sus actividades en 1939, constatado en el libro de Cuentas de la misma Hermandad de Animas. Su reanudación empieza con este libro de cuentas informando de la perdida de enseres, libros de actas y cuentas de la Cofradía junto con el archivo parroquial y la gran pérdida de la antigua imagen de nuestra Excelsa Madre la Virgen María de los Dolores y la imagen de la Soledad, junto con las demás imágenes de la Ciudad.

Una reseña muy importante, que desde prácticamente del inicio de las actividades de la Cofradía, es la fusión con la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio con la cofradía de nuestra señora de los Dolores, cosa que estamos todavía analizando por los últimos documentos rescatados del obispado y que aunque no sabemos la fecha de fundación de la hermandad de Ánimas, suponemos fuera más antigua que la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, por el poder económico que es de las más importantes de la ciudad tanto en ingresos de hermanos como de ingresos por arrendamiento de sus bienes y que su principal misión como todos sabemos era salvar almas del purgatorio por medio del sufragio de un número determinado de misas.

Hermanos de ánimas

Estos estudios de Villacarrillo, nos revelan este dato, la Cofradía de Ánimas paga desde tiempo inmemorial el Septenario de la Virgen de los Dolores y se hace cargo de procesión y cera necesaria para su culto durante todo el año. Cofradía que después de la devoción por el Cristo de la Vera-Cruz es la que más religiosidad suscitaba por el vecindario, tiempo en el que también el fervor por las advocaciones de la Virgen y el temor al purgatorio junto con la cofradía Patronal, concentraba el mayor número de hermanos.

Por tanto tenemos que referirnos a la Cofradía de Ánimas para reflejar también nuestra historia, puesto que no tenemos otra cosa en la que basarnos. Los hermanos de Ánimas velaban tanto para la Cofradía de animas como para la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Estos hermanos, según cuenta la historia, restringían la entrada de personas a la Cofradía en un número limitado de 24, llamados de campanillas, que se comprometían durante 20 años con las obligaciones que establecían los estatutos de la cofradía, a cambio de recibir algunos sufragios, como recibir el Santísimo Sacramento en caso de gravedad y recibir un entierro llano, más 18 misas testamentales, y un hermano más, que tocaba el tambor para cuando salían a pedir por las calles un donativo que aliviara las arcas de la cofradía en favor de las misas que se ofrecían para la salvación de las Almas.


En este recorrido que se hacía varias veces al año y en particular el mes de Noviembre, sobre las nueve de la noche, precisamente cuando se tocaba a ánimas, es donde encontramos la famosa frase de “se canta o se reza” los hermanos llamaban a las puertas de los conciudadanos al lema de “a tu puerta están las ánimas” el ciudadano abría la puerta y se repetía esta frase, una y otra vez, el que no tenía alguien fallecido cercano se le cantaba alguna canción a petición y el que tenía alguna alma por la que pedir, se rezaba y se pedía la intercesión de la Virgen por el alma del difunto. A otra ronda nocturna se la llamaba “del pecado mortal“ y se recitaban letras ante lupanares y sitios de mal vivir como aquella de;

Hombre que estas en pecado,
Si en esta noche murieras,
Piensa bien a donde fueras.

También pedían limosna en todas las misas del domingo, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, con las tres famosas tacitas de plata, que se situaban una en cada puerta del templo, con un hermano de la hermandad de Ánimas que la custodiaba durante toda la Eucaristía, y recoger a la salida de misa los donativos de los seglares para este fin.

Cruce de lanzas por romanos, durante paso procesional

La cofradía de Ánimas, cuenta con capilla propia y oratorio, desde que se termina la obra de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, y cuenta este oratorio con privilegio papal, concedido en 1756 por Benedicto decimocuarto, que consiste en sacar un alma del purgatorio por cada misa que se diga en su altar el día de los difuntos, los de su octava y otro de la semana.

Actualmente sigue siendo la misma capilla, la tercera conforme entramos por la Sacristía. Presidida por un gran cuadro de Ánimas, que destruido en la contienda civil, se encargará uno similar en Castilleja de la Cuesta, en 1947, a D. Juan Oliver, donde aparecen los difuntos rodeados de fuego, pero la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores no acompañará en esta Capilla, será en la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, donde se ubicaría junto con la imagen de la Verónica en un retablo y posiblemente localizada en la que es hoy el Camarín del Cristo de la Vera-Cruz.

La redención de los pecados ha tenido un significado que transcendía la vida terrenal, las oraciones por la salvación de las almas de los difuntos que se encontraban en el purgatorio han gozado de un importante protagonismo en manifestaciones religiosas a lo largo de los siglos y con la que posiblemente esté vinculada a la cofradía de la Virgen de los Dolores.

Con la historia de la hermandad de Ánimas se pierde toda pista de independencia de la hermandad de penitencia de la Virgen de los Dolores a través de los siglos, pero aun así, en algunos testamentos, aparecen reseñas directas sobre la cofradía en cuestión, y así nos hace pensar que hubiera, independientemente de los hermanos de Ánimas, otros hermanos dedicados al culto y conservación de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Que aunque no estuvieran reflejados como hermanos directos, hacían las labores pertinentes para este menester. Así como en las mayoría de la Cofradías de la Ciudad, y como en muchas otras partes, la mujer no estaba directamente relacionada con el mundo Cofrade, pues no le dejaban ingresar en las filas de hermanos, pero se las necesitaba para los menesteres de camareras de las imágenes, no solo de la Virgen de los Dolores, sino también de las demás imágenes que por entonces procesionaban en la villa, y así aparece este grupo de hermanos de las cofradías, que aunque no está reflejado en el listado de hermanos, si aporta seguramente su ingreso anual a la cofradía y su dedicación.

En la historia más reciente de la cofradía, en la década de los 70, se propone la unificación de la Cofradía Ntra. Sra. De los Dolores con la también antigua cofradía y desaparecida, La Soledad. Dando así lugar al título actual de la cofradía. Son muchos los datos que poseemos con esta historia más reciente y que con otros datos más antiguos de testamentos y cartas en el obispado, queremos poco a poco traer a esta página de historia de la Cofradía.

Tengan paciencia para este menester y si algún lector posee algún dato de interés no dude en contactar con el responsable de esta página y será escuchado, gracias de antemano a los lectores y a los que puedan aportar algo a nuestra historia.

Autor del texto:
Francisco Pérez Ruiz

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