Penitentes

Resumen del Traje de Penintente

Autor
Francisco Pérez Ruiz

El traje de penitente de la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, aparece en primer lugar solo para los costaleros portadores del trono procesional de nuestra imagen, en turnos de 16 costaleros, en lo que llevaríamos otros dos turnos de costaleros, un total de 32, para relevo de los primeros, ya que en los nacientes tiempos de la refundación de la cofradía, el traje solo se estipula para la mujer vestida de mantilla, algunos hombres, muy pocos, ayudaban en los trabajos de mantenimiento y ayuda del trono, entonces a ruedas, que en la salida procesional de la imagen, irían vestidos con traje.

Al transformar el trono procesional de ruedas a portadores, se vio la necesidad de llevar un traje adecuado a las circunstancias, el atavío constaría solo de túnica, cíngulo amarillo y caperuz negro de raso sin pico, el cual iría dejado caer en la cabeza sin ninguna cosa más, añadiendo a esto un calzado oscuro y guantes negros, surgiendo así la primera idea del traje de penitente.


Pasado un tiempo, se vio en la necesidad de dejar vestir a otro tipo de cofrades que no fueran costaleros o mantillas, con lo que veíamos mermadas de hermanos penitentes las filas de la cofradía. Es con esta idea por lo que se propone un traje de penitente completo para aquellos hermanos/as que no estuvieran en las filas de los antes mencionados costaleros o mantillas, se les daba la oportunidad de desfilar a otros hermanos/as en la procesión de Viernes Santo con un hábito hasta entonces no creado para este fin, el cual fue aprobado en asamblea general el día 12 de abril de 1999, a lo que se le añadiría al traje original una capa de raso dorado y el caperuz si se llevaría con un pico elevado, añadiéndole el escudo de la cofradía y manteniendo la túnica original de botones negros y vistas en las mangas de raso negro con el cíngulo amarillo y guantes negros, a los menores de edad se les permitirá ir descubiertos y a todos aquellos que vayan cubiertos deberán portar una tulipa de cristal para iluminar en la procesión, tal tulipa la comprara la cofradía al por mayor, para venderla para este menester a los hermanos penitentes que acompañen en la procesión de Viernes Santo.

Este traje de penitente también se usará para presidir en el Vía-Crucis del Cristo de la Salud, por la incomodidad del traje de mantilla en esta estación de penitencia.

Después, los costaleros al no llevar turno de reserva, por cambio en la canastilla del palio procesional de la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores, abandonan el traje penitencial creado para este fin y adoptan uno más cómodo para este menester de polo y pantalón oscuro, llevado hasta la fecha.

Hoy el penitente es una pieza fundamental en el desfile procesional, sin quitarle resplandor a la mantilla, ayuda a portar el estandarte y faroles guía, se encarga del incienso y colocación y ayuda de las filas, tanto de penitentes como de mantillas, además de ayudar en todo lo concerniente al paso procesional, actualmente el traje va en expansión y cada día son más personas las que se inclinan por esta opción.

El esfuerzo de la cofradía para darle el mayor esplendor al traje de penitente ha pasado por varias etapas, al inicio se donaba la tela de raso dorado de la capa, para todos aquellos hermanos menores de 18 años, siendo un gasto considerable, 15 años después, en la semana santa de 2015 se ha recortado un poco la ayuda a esta tarea, quedando solo el donar la tela a los hermanos menores de 10 años y con un máximo de 1.5 metros por hermano, quedando así estipulado y reglamentado por la Junta Directiva actual.






Origen de los Penitentes

Autor
Ángel Mozo Polo

Siempre que presencio una procesión de Semana Santa, claro está, me sorprende y mucho lo que pensarán personas de fuera de nuestras fronteras cuando vean a los encapuchados penitentes vestidos con sus túnicas y capas de diversos colores que son los emblemáticos de las cofradías respectivas que durante esos días recorren las calles de la ciudad.

A nosotros, lógico, esos atuendos ya no nos extrañan nada pues estamos de sobra acostumbrados a verlos desde nuestra más tierna infancia. Pero aún y de noche y en cofradías que desfilan sin luz, los hábitos si son negros, imponen un gran respeto y a veces nos transportamos a tiempos felizmente fenecidos y nuestra mente se llena de desfiles de tiempos pasados cuando los hermanos de sangre y de luz llenaban las calles y plazas en los desfiles de siglos pasados.


Para ilustrar un poco cuanto expongo aquí, me voy a referir a los antecedentes de los hábitos de los penitentes y a la introducción de los mismos en la antigüedad.

Cuentan antiguos documentos que el origen data del siglo XIII; que tuvieron lugar en la ciudad italiana de Perusa en 1.260 como resultado de las predicaciones de un ermitaño llamado Rainero sobre los pecados cometidos por el pueblo. El documento que manejamos dice textualmente: "El pueblo al oír las amonestaciones del ermitaño, tomando ejemplo de los Ninivitas, se vistió con sacos y con azotes y disciplinas fue en procesión flagelándose crudamente las espaldas.

Dio lugar la devoción exagerada á la secta de los flagelantes, quienes en tropa ó montón, desnudos hasta la cintura, se disciplinaban hasta hacer correr la sangre, los que publicaban en el bautismo de ella borraban todos los pecados. Los desórdenes que ocasionaron con la penitencia hicieron al papa Clemente VI suprimirla".

Parece ser que en España introdujo esa manera de ataviarse para hacer penitencia y acompañar las procesiones, San Vicente Ferrer (1350-1419), el santo valenciano fustigador intenso con sus predicaciones de herejías, que fue el que los hizo "vestir túnica blanca llevando cubierto el rostro".

Pinturas antiguas, así como grabados, dan cumplida cuenta de cuanto aquí se expone.

Las cofradías de penitencia con su carga de flagelantes se establecieron en Italia, Francia, Hungría y España, "vistiendo de diversos colores el saco o túnicas, con capirotes bien del color de ella, bien distinto, llevando, pero sin usar, los zapatos de cáñamo a la cintura como signo de penitencia..."siendo este el origen de la cuerda o el cordón o cíngulo que en la actualidad se colocan los penitentes alrededor de la cintura.


Parece ser que al rey de Francia Enrique III visitó en Avignón al papa y vio la cofradía de los penitentes blancos en 1.596. Hay que hacer notar que la cronología de este rey no coincide con esta fecha pues su biografía nos habla de unas relativas a 1.551-1.589, pero ahí dejamos la observación como cosa anecdótica y sin mayor importancia teniendo en cuenta la escasa escrupulosidad de los antiguos para estas cosas de las fechas y anteponiendo a todo la maravilla de las "leyendas doradas".

Pues según la misma nota fue este monarca el que a su regreso a París estableció en los Agustinos una cofradía bajo el título de Ntra. Sra., formando parte de ella los príncipes y grandes de su corte, asistiendo a las procesiones que organizaban con una túnica larga de lienzo de Holanda y un capirote muy puntiagudo "y en la espalda izquierda sobre fondo de terciopelo leonada una larga cruz de sarga blanca...".

Las mismas fuentes citan como muy notable la procesión que el rey acompañó y que saliendo de los Cartujos de París hizo estación en Ntra. Sra. de Chartres regresando luego a su templo.

En nuestro país fueron célebres las que organizó y presidió el mismísimo rey San Fernando, para "castigo de albigenses". Hoy, nuestras largas filas de penitentes, portan individualmente una luz, bien en altas tulipas o en grandes o pequeñas velas en la mano, con el objetivo de iluminar el camino que recorrerán los pasos penitenciales de las cofradías, es el mismo objetivo de hace siglos la penitencia de los pecados y el acompañamiento de las imágenes, no olvidemos nunca el decoro que tenemos que tener en este acto, el comportamiento y la sobriedad son las señas de identidad de las cofradías, olvidemos de hacer cosas que a vista de los que nos ven en la calle hace pensar otras cosas de los penitentes.


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